El anormal // SnKxHetalia // Spamano [2]

Tuvo que ahogar un grito al despertar.
Estaba encadenado y un chico le estaba apuntando con una escopeta. Vestía un uniforme que le resultaba familiar y llevaba a sus costados dos notables aparatos metálicos, aunque con una sola cuchilla. Estaba asustado, podía verlo en sus ojos, aún así lo ocultaba detrás de una sudada expresión de amenaza. Estaba quieto, apuntándole, intentando encontrar las palabras correctas.
-Holis. -Antonio decidió dar el primer paso, ya que el otro no hablaba.
El chico se quedó sorprendido. Esperaba gritos, amenazas, llanto, gritos... ¡No sé, otra cosa! Pero, ¿holis? ¿¡Holis?! Tomó aire y trató de formar una pregunta lo suficientemente amenazante como para que el cautivo no se riera.
-¿Qué eres?- exigió, moviendo la escopeta mientras lo hacia.
-¿Eh? Hombre. Creo que es obvio. No hace falta que me revises. -el captor se masajeó la sien. -Mi nombre es Antonio.
-No, ...Antonio, me refiero a qué cosa eres. ¡Y antes de que digas humano, no, no lo eres!
-¡¿Qué?! ¡Pero si soy humano! Siempre lo he sido. Tengo vida, familia, amigos. Aquí el único que no se está comportando como humano eres tú. -lo señaló acusadoramente. -Tienes la capa manchada con sangre.
-Esto es sangre de titán, como la tuya. ¡Y tienes suerte de que te encadenara! ¡Si Hanji te hubiese visto, estarías clavado en el piso dentro de una tienda! ¡Se agradecido y colabora!
Ahora sí, el ojiverde no tenía idea alguna de a qué se refería. ¿Él, un titán? Imposible. Esas cosas medían más de 3 metros. Él ni siquiera alcanzaba el 1,80. ¿Tienda? No entendía nada. Miró hacia sus alrededores. Parecía el sótano de una casa. Había algo colgado en la pared. Un escudo verde con dos alas. Se le llenó la cara de amargura.
-No pienso decirle nada a alguien de las tropas. -dijo, cambiando completamente el tono.
-Veo que tienes un desagrado por las Fuerzas. Eso explica el por qué aplastaste a casi todo un rango de novatos. -espetó irónico el castaño.
-¿Que yo qué? Mira, no sé qué hago aquí, no sé quién eres, no sé qué es este lugar ni por qué me tienes encadenado. Todo lo que sé es que estaba yendo a mi trabajo, apareció un titán y me aplastó. Nada más. -lo miró fijo a los ojos, esperando que el captor seda. -Un momento, ¿¡por qué sigo vivo?! 
-Si lo que me dices es cierto, lo de que un titán te aplastó, entonces debiste haberte regenerado.
-Nada tiene sentido. -dijo el español mirando hacia la nada, confundido.
-¿Y me lo dices a mi?- preguntó irónico, bajando la escopeta. -Estaba tranquilo tomando una siesta hasta que llega Feliciano, gritando que apareció un titán. Y cuando llego me encuentro con un anormal de 25 metros aplastando a toda la delantera de novatos. -se sentó. -Y cuando le corto el cuello, sales tú.
Antonio se quedó pensativo. -Mi hermano... Me dijo una vez que... Hace cinco años, cuando sucedió el ataque a Shinganshina, me encontraron dentro de un titán. -el otro enarcó las cejas. -Pensaron que era un milagro. Yo no recuerdo nada. 
-Interessante, - pensó en voz baja. -Quindi, se la cosa è, questo significa...